Cistus albidus L.

ARAGONÉS                       Estepa fina
CASTELLANO                    Jara blanca
CATALÁN DE ARAGÓN   Estepera

Arbusto de hasta 1’5 m. de altura, erguido y ramoso. Hojas perennes, opuestas, ovadas u ovado lanceoladas, con el margen entero, sentadas, sin peciolo. Son de color verde claro y están cubiertas de pelos por ambas caras, de tal manera que tienen un aspecto fieltrado. Las flores son grandes (5 cm. de diámetro), sobre un pedicelo, solas o en grupo similar a una umbela, al final de la ramilla. Tienen 5 sépalos afieltrados y 5 pétalos rosas, de aspecto frágil, algo arrugados, vistosos. En el medio asoman numerosos estambres amarillos. El fruto es una cápsula parda pequeña (7 mm.) en forma de huevo, que se abre por el ápice en 5 gajos para liberar las semillas.

La estepa fina es una de las 6 especies autóctonas del género Cistus que crecen en Aragón. El género comprende 20 especies, todas ellas propias de la flora mediterránea. La estepa fina se encuentra en Aragón, sobre todo, en las partes bajas del Sistema Ibérico, aunque se puede hallar desde el Prepirineo a los Monegros o la depresión del Ebro. Desde una perspectiva global, se da en Iberia e Italia, en la Provenza francesa, Córcega, Cerdeña, Baleares, Marruecos y norte de Argelia.

Hábitat

Vive en matorrales y bosques poco densos, cerros y laderas soleadas en ambiente de carrascal degradado. No suele subir de los 1.000 m. de altitud. Se cultiva como planta ornamental. Puede hibridarse con Cistus salvifolius.

La distribución de la estepa fina es similar a la de las demás especies de Cistus. En este caso, se extiende por el Mediterráneo occidental, aunque el género cubre toda la cuenca mediterránea, desde Anatolia al Magreb y las islas Canarias. Son especies pirófilas, amantes del fuego, en concreto, del grupo de pirófilas germinadoras, especies cuyas semillas son resistentes al fuego y aprovechan la tierra quemada para germinar y «tomar posesión» del hábitat. Este grupo de plantas son las que mejor responden a los fuegos más devastadores, comunes en el clima mediterráneo. Cuando todos los vegetales perecen quemados, sus semillas no solo son resistentes a las altas temperaturas, sino que sus frutos explotan con el incendio permitiendo una mayor dispersión de las semillas. Por ello, un estepar suele ser indicio de un antiguo incendio.

Nombre

Cistus, latín, deriva del griego, y significa ‘jara, estepa‘. Estepa (estrepa, palabra que también se usa en aragonés) tiene un origen desconocido, aunque parece estar circunscrito a Iberia y es común en aragonés, castellano y catalán, además del vasco. Jara, por su parte, es de origen árabe. Más oscuros son los nombres aragoneses cleiros (Cistus albidus) y bordols (Cistus laurifolius).

Otras especies de estepas en Aragón son:

Aparte de las citadas, se halla Cistus monspeliensis, localizada en su día en Albarracín, y dos especies introducidas, Cistus crispus y Cistus ladanifer.

Aragonés: estepa negra; castellano: jaguarzo morisco; catalán: estepa borrera.

No llega al metro de altura, con hojas pequeñas, rugosas, pecioladas, oval oblongas, de haz verdoso y envés blanco peloso. Flores blancas largamente pedunculadas, en grupos laterales de 1 a 3. Está asociada a la carrasca y a sus matorrales. Vive en el Mediterráneo occidental; en Aragón, en el Sistema Ibérico y el Prepirineo.

Aragonés: estepa, bordols; castellano: jara de hoja de laurel; catalán: estepa de muntanya, bórdols.

Arbusto de hasta 3 m. de altura, aunque suele ser más modesta. De porte erguido y ramoso, su corteza se desprende en tiras. Hojas perennes, opuestas, pecioladas, de margen entero, oval lanceoladas. Haz de color verde, viscoso, envés cubierto de tomento gris. Flores grandes (5-8 cm.), situadas al cabo de largos pedúnculos, en grupos de 3 a 8, con 3 sépalos y 5 pétalos blancos, con una mancha central amarilla. El fruto es una cápsula vellosa parda, en forma de huevo, que se abre por el ápice en 5 gajos para liberar las semillas.

Crece junto a pinares, quejigales y carrascales, formando matorrales en suelo silíceo o calizo descalcificado, desde los 600 a los 1600 m. de altitud. Se encuentra en las montañas mediterráneas. Bien distribuida en Aragón, es la única que sube a los valles pirenaicos, como el de Broto (llamada estopa), Benás, Barrabés y Castanesa (bordols).

Aragonés: estepa; castellano: jara cervuna; catalán: estepa.

Arbusto que alcanza 2’5 m. de altura, crece erguido y ramoso. Hojas medianas (9 cm.), perennes, opuestas, ovadas, con ápice estrechado en punta y base acorazonada. El margen es entero y ondulado. Flores grandes (5 cm. de diámetro), pedunculadas, en grupos de 2 a 6, con 5 sépalos en dos líneas y 5 pétalos blancos, estambres amarillos. El fruto es abierto en 5 gajos por el ápice, como las demás estepas. Natural de oeste del Mediterráneo, en el Pirineo se da en suelos arenosos o silíceos, hasta los 700 m. de altitud. Se encuentra en el Sistema Ibérico y puntualmente en la sierra de Guara. Algunas de sus poblaciones son de origen dudoso.

Aragonés: romerina; castellano: jaguarzo; catalán: esteperola.

Arbusto que escasamente llega al metro de altura, erguido y ramoso. Ramas jóvenes pelosas. Hojas pequeñas (hasta 3 cm.), perennes, opuestas, lineares, con el margen entero, revuelto. Flores medianas (2’5 cm. de diámetro), pediceladas, con 3 sépalos, muy pelosos por fuera. Tiene 5 pétalos caedizos, blancos y estambres amarillos. El fruto es una cápsula vellosa en forma de huevo, que se abre por el ápice en 5 gajos para liberar las semillas. Su aspecto humilde es la causa de que se compare con el romero (romerina) o con una pequeña jara (esteperola).

Medra en zonas pedregosas, cálidas, secas, margas, yesos, asociada, a menudo, con el romero y el tremonzillo (Thymus spp.). Se halla desde las zonas más bajas a los 780 m. de altitud. Es común en la depresión del Ebro, Monegros, Baix Aragó, y sube por el río Cinca hasta Sobrarbe.