Genetta genetta L.

ARAGONÉS                      Chineta
CASTELLANO                   Gineta, jineta
CATALÁN DE ARAGÓN   Gineta

La chineta es un mamífero carnívoro de mediano tamaño que pesa sobre dos kilos. Tiene el cuerpo alargado, patas largas en comparación con otros carnívoros similares, cabeza pequeña con orejas prominentes y larga cola, tanto como el resto del cuerpo. El color de su piel es entre pardo y gris con manchas oscuras, salvo la cola, anillada con franjas negras.

Vive en todo tipo de hábitats, aunque prefiere zonas templadas o cálidas a baja altitud. No obstante, es capaz de subir hasta el piso montano superior del Pirineo. Necesita huecos donde esconderse, minerales o vegetales, si bien muestra preferencia por las zonas con ratones, topillos y otros roedores.

La gineta es el único representante de la familia de los vivérridos en la fauna europea. Esto es así porque se considera un animal introducido en el continente. Su distribución original se sitúa en África y Arabia. Su presencia en Iberia se remonta a la Edad de Bronce, hace unos 4.000 años. Se han encontrado restos de la Edad de Bronce en el sur de Francia y, de hace 3.300 años, en Granada. Hace 2.000 años los romanos la empleaban para librar las casas de los ratones y por el almizcle que se extraía de unas glándulas perianales. Se trata de un producto muy apreciado en perfumería, pues, una vez refinado, pone en valor los demás componentes aromáticos, al alargar sus propiedades. Se utilizaba ya hace 3.000 años. El rey Salomón importaba este almizcle desde África Oriental a Próximo Oriente. Durante la Edad Media y el Renacimiento su empleo se intensificó. El almizcle se extraía de diversos animales: el de gineta y de algunas especies similares se denomina algalia o civeta.

Civeta es el nombre de un grupo de animales de la misma familia que la chineta, los vivérridos, que habitan África y Asia. Alguno de estos animales todavía se usa para extraer la algalia, como las civetas africana (Viverra civetta) e indú (Viverricula indica). La palabra civeta viene del árabe zabād, que designa justamente el almizcle.

En todo caso, las chinetas que viven ahora en Europa provienen de las costas argelinas, del Magreb. Desde allí fueron traídas por los musulmanes a partir del s. XII, en concreto, por los bereberes almohades. De un periodo anterior existe una leyenda que narra cómo en la batalla de Poitiers (año 732) Carlos Martel encontró, entre el botín cobrado a los musulmanes, gran cantidad de pieles de chineta, hasta tal punto que se dice que creó la Orden de la Gineta. Leyendas aparte, se detectan introducciones de este animal en Portugal, Andalucía, Cataluña y Baleares, todas con un mismo origen magrebí y a lo largo de aquellos tiempos.

Empleada para acabar con los ratones en las casas, junto a la fuina, no tardaron mucho ambas especies en ser sustituidas por el gato. Quedó el comercio de las pieles y del almizcle. Así, las pieles de chineta se atestiguan en los documentos aduaneros del Reino de Aragón en la Edad Media. A lo largo de los siglos XV y XVI fue un animal de gran fama en Europa, tanto desde el punto de vista comercial como simbólico. Más tarde cayó en el olvido. Para entonces la chineta ya se había asilvestrado y formaba parte de la fauna del continente.

Son precisamente los ratones su dieta preferida, en concreto, los ratones de campo (zorzes, Apodemus sylvaticus), aunque come todo tipo de ratilla (ratones, topillos, etc.). También puede predar sobre pájaros e invertebrados, incluso conejos y liebres.

LIBRO DEL TRESORO

Los nombres comunes derivan de la palabra árabe zabād ‘almizcle’. En los libros medievales había, no obstante, cierta confusión entre la chineta, la civeta y la hiena. Véase como ejemplo el capítulo dedicado a la gineta en la versión aragonesa del Libro del Tresoro, una enciclopedia medieval del s. XIV:

Gineta yes una cosa que una vegada es masclo e otra vegada yes fenbra, e habita en los fosares de los muertos e come los cuerpos de los omnes. E los güessos de la squina es asi fuert et ruda que ella no puet doblegarse. Faz la voz [como la de] los omnes e [así engaña sobén los omnes et] el can [e los] come. E dizen los mas que en uno de sus oios ha una piedra de tal virtut que si alguno la abiés dejus la lengua el poría devinar muytas cosas que son por venir. E ninguna bestia que ha tocado la sonbra de gineta no se puet mover del logar, e [por esto] dizen los antigos sabios que aquesta bestia es plena de encantament e de art magica. Et sabet que en Etiopia iaze aquesta bestia con la fenbra del leon e engendra una bestia que ha nonbre colcota, que entiende la voz de los omnes, e en su boca no ha pont de genibas ni de dientes así como las otras bestias han, sino que todo es un dient todo entrego e anplo.

 (De la gineta: Gineta es una bestia que una vez es macho y otra vez es hembra, y habita en los cementerios de los muertos y come los cuerpos de los hombres. Y los huesos de la columna vertebral es tan fuerte y ruda que no puede doblarse. Hace la voz como la de los hombres y así engaña a menudo a los hombres y al perro y los come. Y dicen la mayoría que en uno de sus ojos tiene una piedra de tal virtud que, si alguno la tuviera bajo la lengua, podría adivinar muchas cosas que son por venir. Y ninguna bestia que ha tocado la sombra de gineta se puede mover del sitio y por esto dicen los antiguos sabios que esta bestia está llena de encantamiento y de arte mágica. Y sabed que en Etiopía yace esta bestia con la hembra del león y engendra una bestia que tiene por nombre colcota, que entiende la voz de los hombres, y en su boca no tiene ninguna encía ni dientes como tienen las demás bestias, sino que todo es un diente, todo íntegro y amplio.)

La referencia a los autores antiguos sobre el poder mágico y de encantamiento de la gineta parece parte de la confusión con la hiena. Sin embargo, en el año 2003, en un pueblo gascón cercano a la frontera aragonesa, apareció una chineta atada y cosida dentro de una bolsa, para que sufriera una muerte lenta. Alguien la colgó en la puerta del alcalde con la idea de que este sufriera similar suerte, según una vieja costumbre de mal dau o hechizo. La única que padeció, está claro, fue la gineta.