Su aspecto es rugoso debido a la piel, cubierta de pequeños tubérculos. La cola es robusta, comprimida, adaptada a defenderse en la corriente de los torrentes. Los dedos acaban en una especie de uña oscura. La cabeza es aplanada. La coloración es parda oscura, variable y, a menudo, tienen las partes inferiores anaranjadas y una línea amarillenta a lo largo del lomo. Las partes naranjas se interpretan como colores aposemáticos, colores llamativos cuya misión es disuadir a los posibles predadores. La línea amarillenta del lomo, sin embargo, se interpreta como una imitación a las hojas de sauce de ribera, alargadas y estrechas, como el cuerpo del guardafuens, y sirve, por tanto, para pasar desapercibidos en el fondo del torrente. Miden entre 9 y 16 cm., aunque no es fácil verlos de más de 10 ó 12 cm.

Es una especie insectívora. Come todo tipo de insectos que crían en el agua o que caen en el cauce. En menor medida puede predar larvas de sapo, rana o salamandra. De hecho, aunque su distribución coincide con la de la salamandra, las larvas de esta evitan la presencia de los guardafuens.

Por su parte, es predado por los peces autóctonos, como la trucha, o exóticos, como el salvelino. Las repoblaciones de ríos e ibones con este tipo de peces acaban con la fauna autóctona y endémica de las aguas de montaña, y llevan a la desaparición de estos tesoros de nuestra fauna. Otro factor de amenaza del tritó pirinenc es el turismo. Por un lado, por la transformación de los paisajes de montaña; por otro, por actitudes, como la recolección de ejemplares. No es raro ver a padres despreocupados que permiten o fomentan que sus hijos recojan, molesten o aniquilen adultos y larvas de tritón (rana, salamandra, etc.). Tal vez, si fueran conscientes del daño que causan (y/o de la multa a la que se exponen), se podrían corregir estas actitudes tan nefastas.