Genista scorpius L. (DC.)

ARAGONÉS                       Aliaga, aldiaga
CASTELLANO                    Aulaga
CATALÁN DE ARAGÓN    Argelaga

 La aliaga es un arbusto espinoso de hasta 2 m. de altura, aunque no suele pasar de 1 metro. Es muy ramificada, con abundantes espinas muy punzantes. Hojas escasas, simples, alternas, pequeñas. Las flores son de un llamativo color amarillo, numerosas, propias de una leguminosa, familia a la que pertenece, y, por tanto, amariposadas. Producen una legumbre alargada de 1’5 a 4 cm. de larga, llamada en aragonés bachoca, tabella o cabota.

Suele crecer abundante formando matorrales en suelos, en general, calizos o margosos, más o menos secos. A menudo acompaña al boj (buxo, boix), la gayuda (buxarguala, boixerola), a quejigos (caxico, queixigo), encinas (carrasca, alzina) y pinos. Es común en sierras y montañas soleadas, hasta los 1700 m. de altitud, así como en terrenos llanos adecuados de la Depresión del Ebro. A menudo señala campos, pastos y cultivos abandonados, como primer paso para la recolonización del bosque, del pinar.

Las numerosas espinas le sirven de protección frente al ganado y a otros animales como la cabra montés. La escasez de hojas y su reducido tamaño indican que crece en climas secos en los que la pérdida de humedad debe ser controlada. Sus flores, sin embargo, son vistosas y atraen a numerosos insectos, aunque a las abejas les resulta dificultoso extraer su polen.

Se ha utilizado en medicina, como pasto para los conejos, para teñir las telas de amarillo, para quemar en los hornos de pan, para eliminar los pelos en la matacía del cerdo, deshollinar chimeneas o incluso para fabricar bastones.

La aliaga más común es Genista scorpius. Sin embargo, hay unas cuantas aliagas más del género Genista en Aragón que no son fáciles de diferenciar. Algunas no pinchan, como Genista teretifolia, una aliaga fina endémica de las provincias de Álava, Navarra, Zaragoza y Uesca, y por ello está declarada especie protegida, catalogada como de interés especial. Le afectan las roturaciones y obras en su área de distribución. También está protegida otra aliaga, Genista anglica, presente en el cuadrante noroeste de la Península Ibérica, que salpica algunos puntos de Aragón, en la Jacetania, Gúdar y Albarracín.

Sus nombres comunes proceden del árabe alǧawláqa, a través del árabe hispánico alyiláqa. Según las zonas, en Aragón este nombre árabe ha dado lugar a otros como allaca, allaga, aldiaga, chelagra, eschelagra, eschelaga, etc.

Hay un refrán que dice: “Cuan l’aliaga florexe, a fambre crexe, e cuan bachoca, á toz en toca”. Expresa que, a final del invierno, cuando florece, las despensas están vacías, pues se han consumido las reservas del año anterior, tanto de carne como de verduras, legumbres o grano. Bachocar significa, en este caso, “fructificar, formarse la legumbre”. Al ser una especie de pronta floración, cuando empieza a formarse el fruto, todavía no hay nuevos recursos en las casas y, por tanto, todavía hay más hambre. Así, incluso a los más débiles, como los niños o los ancianos, a los que no se racionaba tanto la comida, afecta la escasez de alimento, á toz en toca.

El abrizón

Interesante también es otra leguminosa de abundante floración amarilla y pinchos, el arizón (Echinospatum horridum). Uno de sus nombres aragoneses es aliaga marina, otro cuixí de moncha, pues parece un cojín sobre el suelo. Tan solo crece en el Pirineo y en el Macizo Central francés. En altitud sustituye a la aliaga común. Se le conoce como la tirita de la montaña: cuando los suelos están denudados de vegetación, tras los incendios o en pastos abandonados de la montaña, va cubriendo paulatinamente el suelo con sus cojines densos de pinchos, de tal manera que impide el pisoteo, retiene el suelo bajo sus pinchos, permitiendo así que fructifiquen semillas de árboles, como los pinos que, cuando salgan entre el matorral de arizón, tendrán ya un tamaño adecuado para crecer. Al ser una leguminosa, además, fija nitrógeno en el suelo fertilizándolo. En suma, ayuda a recuperar el suelo y el bosque allí donde se había perdido.

Cuando el arizón florece en primavera ofrece un magnífico espectáculo en las montañas en las que medra. La Ronda de Boltaña le dedicó una canción que refleja su importancia en el paisaje del Sobrarbe, donde también se conoce como abrizón:

Puedes oírla en este enlace:

El fiero abrizón

Por aquel monte que ardió hace un tiempo
erizos verdes vienen subiendo.
…Corre sin patas, llega el primero;
aún hay cenizas… ¡y un abrizón!

Hundiendo las raíces, su tierra abrazó:
-¡Que no te arrastre ningún chaparrón!
La poca vida que el fuego dejó
defenderá el abrizón.

Con un poquito de agua y un mucho de sol
la sargantana se ha vuelto dragón.
De escamas verdes el monte cubrió
aquel pequeño abrizón.

De cara al cielo -¡qué azul sin fin!-,
a ras de suelo ha de vivir.
Humilde y duro, dirán que gris…
¡es hijo del País!

Bajo el tozal que no ha de subir,
-si cuento sarrios, pienso en ti…-
Tierno y altivo, ¿quién dijo gris?…
¡es hijo del País!

Por las laderas que azota el viento
de pardo y blanco ataca el invierno.
Otoño huye bajando el puerto;
solo resiste el fiel abrizón.

Muro de bayonetas… de púas al sol;
¡Firme ante el hielo, que no hay rendición!
En la trinchera se ha helado el reloj.
¡Dicen que Abril desertó!

Pero mediado Marzo pasó un avión,
¡ven, golondrina, hasta los Treserols!
Bajo la tierra, el futuro empezó.
¡Haz que germine, abrizón!

Esa semilla que un día gris
el viento loco trajo aquí,
si en primavera se llega a abrir
será gracias a ti.

Bajo tu bóveda ha de vivir
hasta que en árbol rompa al fin.
Chinibro, pino, cajigo; en fin…,
un bosque, el porvenir.

Ponte amarillo, haz un esfuerzo,
mira que Julio lo está pidiendo.
Ponte bien pincho, erizo maziello,
pincho que puncha, fiero abrizón