Ramonda myconi (L.) Rchb.

ARAGONÉS                        Orella d’onso
CASTELLANO                     Oreja de oso
CATALÁN DE ARAGÓN     Orella d’ós

La orella d’onso es una pequeña planta que crece pegada a las rocas, en grietas y rellanos de acantilados y grandes bloques calizos. Sus hojas forman rosetas, son rugosas, recias, ovadas, dentadas y lobuladas (crenadas), verdes, con algo de pilosidad por el haz, que es densa y rojiza por el envés. Las flores tienen 5 pétalos de color lila, amarillos en la garganta, con pelos, formando un círculo claro que enmarca a los estambres, amarillos también. Tiene muchas raíces que le ayudan tanto a sujetarse como a encontrar agua y alimento en un sustrato tan inerte como el de las rocas y las paredes. En tiempos de sequía se puede desecar pareciendo muerta, pero, cuando vuelve la humedad, se rehidrata y vuelve a reverdecer. A este fenómeno, raro entre las plantas vasculares, se le denomina revivificación. Esto se produce gracias a la presencia de rafinosa, un carbohidrato, y a la acumulación de sacarosa, que evita la cristalización y la muerte de la planta. Es una de las adaptaciones de esta flor tan especial al hábitat en el que crece, como los abundantes pelos que captan la humedad y evitan la evapotranspiración.

Se trata de una bonita flor endémica del Pirineo, el Prepirineo, los Puertos de Tortosa (junto a los Ports de Beseit), donde se descubrió en el año 2005, y la cercana Serra del Montsiá (Tarragona). Su límite occidental está en Navarra, no lejos del valle de Ansó. Crece asociada a rocas calizas, tanto en paredes como en grandes rocas, buscando situaciones sombrías y frescas. Se encuentra desde los 400 a los 2.200 m. de altitud, con valores extremos en 80 y 2.250 m.

Solo existen en el mundo otras dos especies dentro del género: Ramonda, R. nathaliae y R. serbica. Ambas crecen en los Balcanes. En Europa hay, además, otros dos géneros cercanos que medran en roquedos de Grecia y Bulgaria (Haberlea y Jancalea). La familia a la que pertenece, las gesnericáceas, es propia de áreas tropicales y subtropicales, la más conocida, muy parecida a la orella d’onso, es la violeta africana (Género Saintpaulia), propia de Tanzania y sureste de Kenia, en el África tropical.

La orella d’ós es una planta superviviente de la flora que crecía en Europa durante el Cenozoico, cuyo comienzo coincidió con la desaparición de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Originaria de clima tropical y subtropical, se ha sabido adaptar a las glaciaciones y fríos del Cuaternario, por lo que se considera una joya florística y un fósil viviente.

Los nombres comunes más conocidos hacen referencia a la forma y pelosidad de las hojas. Tanto el aragonés como el catalán son nombres originales, mientras que el castellano es una traducción de los anteriores. Otras denominaciones que señalan la pelosidad son yerba zerruda y violeta basta. La forma de la flor da lugar a otras formas aragonesas, como violeta o borraina, esta última por su parecido con la flor de la borraja.

Se ha empleado en medicina popular para cortar hemorragias, ablandar callos y calmar zonas doloridas. En tiempos se recolectó para vender a herboristerías. Hoy en día, al encontrarse protegida, se ha corregido esa situación.

Violeta africana

OBSERVA

Compara las fotos de la orella d’onso y la violeta africana. Busca diferencias, descubre hace cuánto tiempo se han separado ambas especies (al menos desde el Cuaternario), piensa si alguna de las diferencias entre ambas especies se deben a adaptaciones de la oreja de oso a un clima más frío.

Piensa porqué crece sobre piedras calizas y no, por ejemplo, sobre el granito; qué ventaja para la supervivencia de la planta tienen las primeras que son más difíciles de encontrar en las segundas.

Orella d’onso
Voluntaria del programa y Agente para la Protección de la Naturaleza realizando una monitorización de Galanthus nivalis

Flora protegida y seguimiento de especies

 El proyecto RESECOM, del Gobierno de Aragón y el Instituto Pirenaico de Ecología, lleva a cabo una monitorización de plantas y hábitats de interés comunitario en Aragón. Participan técnicos de ambas instituciones, investigadores, Agentes para la Protección de la Naturaleza y numerosos ciudadanos voluntarios, lo que hace de él un proyecto innovador. En la foto, voluntaria del programa y Agente para la Protección de la Naturaleza realizando una monitorización de Galanthus nivalis