Rana pyrenaica Serra-Cobo
ARAGONÉS Rana pirinenca
CASTELLANO Rana pirenaica
CATALÁN DE ARAGÓN Granota pirinenca
Pequeña rana parda descubierta para la ciencia en el año 1993 en el valle de Buxargüelo, junto al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Mide entre 35 y 55 mm. Es de color pardo, similar a la rana bermeja (rana roya, Rana temporaria) con la que comparte área de distribución, aunque normalmente viven en lugares diferentes. Se trata de una rana torrentícola, que vive en pequeños barrancos de montaña con aguas frías, oxigenadas y básicas, propias de montañas calizas. Por ello no se encuentra en montañas silíceas como las de granito. Los torrentes de montaña que ocupa están expuestos a aludes, desprendimientos de piedras y avenidas, ambientes para los que está bien preparada. En esto se diferencia de la rana roya que prefiere aguas más quietas, balsas e incluso charcos temporales de montaña. Vive entre los 800 y los 2100 m. de altitud.
Su área de distribución se divide en dos poblaciones, una en el Pirineo navarro oriental y otra, más numerosa, en el Pirineo aragonés, desde el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido hasta Navarra, en montañas calizas y, excepcionalmente, metamórficas. No obstante, falta en algunos valles como los de Echo, Aísa y Borau.
En febrero comienza su ciclo reproductivo, poniendo bolsas de huevos, huevos grandes para su tamaño, pegadas a las piedras del cauce de los barrancos. Con la primavera van naciendo los renacuajos – cullaretas, en aragonés -, que a lo largo del verano se metamorfosearán en pequeñas ranas, ranuecos. Su estrategia de supervivencia en un medio tan duro se basa en puestas no muy numerosas (100-150 huevos, aproximadamente), de huevos grandes, con reservas, que producen cullaretas robustas (negras con puntos dorados) que, a su vez, permiten la supervivencia de un elevado porcentaje de ranuecos. Viven 4 ó 5 años.
Convive con el guardafuens (Calotriton asper, tritón pirenaico), especie también endémica del Pirineo, aunque de distribución mucho más amplia, con el sapo partero, el tritón palmeado, la salamandra y el sapo común (zapo, sap). También con la trucha (truita), que es su principal predador, a tal punto que donde suben las truchas no suele haber ranas pirenaicas. Otro predador que, con el cambio climático va alcanzando cada vez más altitud, es la culebra viperina o culebra d’augua (Natrix maura).
Cada año el Departamento de Medio Ambiente realiza el seguimiento de las poblaciones aragonesas. Los Agentes para la Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón prospectan los barrancos y torrentes donde vive la rana pirinenca contabilizando puestas, larvas y adultos. Con ese enorme caudal de datos se elaboran las estrategias para una protección efectiva de la especie. Entre los trabajos de seguimiento también está la introducción de un minúsculo chip bajo la piel de algunos ejemplares; con su captura y recaptura se descubren importantes datos sobre su biología.
La granota pirinenca ha pasado desapercibida para la ciencia hasta 1993 y, por tanto, también para la cultura popular. Sin embargo, desde tiempos inmemoriales ha habido un consumo importante de las ranas royas (Rana temporaria), vecinas de las pirenaicas; esta extracción selectiva de una especie con la que puede llegar a competir por el espacio tal vez haya facilitado la vida a la pequeña rana endémica. Esta depredación humana selectiva se debe al diferente comportamiento de ambas especies: la rana roya se concentra en gran número junto a charcas y humedales de alta montaña, mientras la pirenaica vive más dispersa, lo que unido a su tamaño provoca que su explotación no sea interesante. No obstante, la rana roya también está protegida legalmente.
Las mayores amenazas para la supervivencia de esta joya faunística son:
– La quitriomicosis, infección debida a un hongo microscópico propia de los anfibios que está amenazando a muchas especies de este grupo en todo el mundo. El vector de transmisión de esta enfermedad son las actividades humanas, en el caso de la rana pirenaica, el transporte del hongo en los neoprenos y equipos de deportistas y turistas que ejercen el barranquismo. Se remediaría desinfectando los equipos antes y después de introducirse en los barrancos.
– Las sequías. Los torrentes de montaña son muy sensibles a las sequías, cada más más comunes con el descenso de las precipitaciones.
– La radiación ultravioleta debida a la reducción de la capa de ozono, que está afectando severamente a los anfibios de montaña, pues la incidencia de estos rayos es más notable conforme subimos en altitud.
– La destrucción de hábitat. Apertura de pistas, obras, vertidos, contaminación, etc., debidas a la acción humana. También el pisoteo de los cauces donde se guardan las puestas a finales de invierno y primavera por la práctica del barranquismo.
Debido a estas amenazas y a la reducida extensión de su distribución, la rana pirinenca está protegida por las leyes a diferentes niveles administrativos, tanto en Aragón como en Navarra. Asimismo, por ejemplo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasifica como especie «en peligro» por su presencia en un área menor de 5.000 km2, donde habita de manera fragmentada y por el declive continuo de sus efectivos. Una pequeña población ocupa una parte del río Iraty francés, por lo que Francia también la cataloga como especie en peligro.