Rosa spp.

ARAGONÉS                        Gabardera, garrabera
CASTELLANO                     Escaramujo
CATALÁN DE ARAGÓN     Gavarrera

La gabardera es uno de los arbustos más comunes de Aragón. Pueden alcanzar dos o tres metros de altura, con ramas a menudo armadas de acúleos, pinchos en ocasiones curvados que se forman sobre la piel de la rama (distintos de las espinas, que forman parte de la misma; por eso es posible separar los acúleos de la rama de la gabardera sin dañar el arbusto). Las hojas son compuestas, con foliolos impares (imparipinnadas), de borde aserrado. Las flores tienen 5 sépalos y 5 pétalos. El color de los pétalos varía según las especies, blanco, rosa o rojo más o menos intenso. Tienen numerosos estambres. El fruto, la gabarda o tapaculos, es ovalado, lustroso, rojizo o anaranjado, a menudo con restos de los sépalos en su ápice. Dentro están las semillas entre numerosos pelillos.

Se pueden encontrar garraberas por todo Aragón. Desde una perspectiva global, las cien especies del género se distribuyen por las zonas templadas del hemisferio norte. En Europa hay unas 45 especies, cerca de 20 en Iberia y Aragón. Dentro del continente prefieren las zonas de montaña y, en la Península, el Pirineo, los Montes Cantábricos, el Sistema Ibérico y Sierra Nevada, sobre todo, sobre suelos calizos más que silíceos. No medran sobre suelos ricos en yeso y sales, como los de la depresión del Ebro. Crecen en Aragón entre los 400 y los 2.500 metros de altitud, siendo más normales entre 800 y 1.600 m.

Las roseras o rosales son arbustos de jardinería creados a partir de las gabarderas. Tienen numerosos pétalos provenientes de la transformación de los estambres a través de procesos de selección cultural, al menos desde los tiempos del Imperio Romano. Los colores de sus pétalos son mucho más variados. Estas plantas han sido posibles, en buena parte, por la facilidad de las garraberas para hibridarse entre sí, hecho que, por otra parte, dificulta enormemente su clasificación científica. Hasta tal punto es difícil clasificarlas que existe un grupo de botánicos especializado, los rodólogos (acaba de leer todo y adivina de donde viene esa palabra). Crecen en Aragón cerca de 20 especies de gavarreras, desde las más generales, como Rosa canina, a otras endémicas como Rosa jacetana.

Crecen los rosales silvestres en el borde de los bosques, pastos y setos, aisladas o en pequeños grupos. Como otros arbustos espinosos, tienen un papel de recuperadores del bosque, pues impiden el paso a los animales y protegen el crecimiento de los árboles. No soportan, sin embargo, la sombra y por ello se encuentran en zonas soleadas. Hay dos especies, no obstante, que están adaptadas al bosque y que crecen trepando por troncos y ramas. Rosa arvensis y, sobre todo, Rosa sempervirens. Esta última, de hojas perennes (sempervirens), se considera una reliquia de la laurisilva o bosque de clima subtropical propio del terciario, anterior a las glaciaciones cuaternarias (bosque lauroide pleistocénico).

Los nombres gabardera, garrabera y gavarrera tienen un antiguo origen, al parecer desde el sanscrito vrad, que se extendió por distintas lenguas euroasiáticas, como el persa (wrda) o, de manera menos evidente, pero atestada, el griego rhódon. De rhódonal latín rosa se dio el penúltimo paso histórico, hasta las rosas que hoy conocemos. Volviendo a gabardera, desde Asia llegó a lo que hoy es Aragón por dos vías: desde el norte, traído tal vez por los celtas; y, desde el sur, por los árabes, pues, en árabe, ‘la rosa’ es al ward, y albardera, como sinónimo de esta especie, ha llegado hasta nuestros días en el aragonés del Semontano.

El fruto, gabarda, gabardón o garrabón, es conocido a menudo como tapaculos, grataculos, esforicaculos, etc. En francés, gratte-cul, en Venecia, stropaculi…, todo ello debido a que, aunque comestibles y ricos en vitamina C, los pelillos que rodean las semillas irritan el culo.