Silene acaulis (L) Jacq.

ARAGONÉS                        Molsa de flor
CASTELLANO                     Musgo florido
CATALÁN DE ARAGÓN     Silene acaule

La molsa de flor es una planta que crece en forma de pequeño cojín, con hojas pequeñas y alargadas, de hasta 1’2 cm. de color verde intenso y algo bastas al tacto. Las hojas viejas quedan debajo formando el cojín. Entre estas pequeñas hojas nacen unas llamativas y numerosas flores de color rosa, de 5 pétalos, que recuerdan a las clavelinas, pues son de la misma familia. Los insectos son los encargados de polinizarlas. A pesar de su aspecto modesto, cuenta con una potente raíz que le permite anclarse con firmeza al suelo y aprovechar el poco suelo sobre el que crece a menudo. Puede llegar a vivir 350 años, creciendo entre 0’06 y 1’82 cm. al año. Sus semillas, con forma de pequeño riñón, se dispersan por el viento.

Es una planta de distribución general circumboreal, esto es, propia de las tierras septentrionales del hemisferio norte. No obstante, a lo largo de las glaciaciones cuaternarias, este tipo de flora migró hacia el sur y, con la llegada del clima templado, se refugió en algunas cordilleras donde podía mantenerse en un clima equivalente. Así, se extiende hacia el sur tanto en Norteamérica como en Europa: Pirineos, Alpes, Cárpatos o algunas zonas de la Cordillera Cantábrica. Por ello en Europa se considera una especie boreoalpina o articoalpina, propia de las tierras boreales y de las montañas alpinas.

Crece en el Pirineo entre los 1800 y los 3350 m. de altitud, en zonas con abundante innivación, pastos, rellanos pedregosos o crestas. En estos lugares las temperaturas son extremas, el suelo escaso, la pendiente fuerte, los vientos abrasivos y la radiación solar intensa. La forma de almohadilla permite a la molsa de flor retener el suelo, crear un microclima interior que atenúa las temperaturas extremas, evitar la abrasión del viento tanto por crecer compacto como por no levantar del suelo, lo que también le favorece, cuando queda cubierto de nieve y aislado de los fríos y los aires invernales. Este tipo de cojines se suelen considerar microhábitats, parches de vegetación que sirven, a su vez, como refugio para otras especies tanto de fauna como de flora. Promueven el nacimiento de otras plantas dentro de sus cojines que, de no estar la molsa de flor, no podrían medrar. Las hojas, por su parte, acumulan humedad. La planta es rica en azúcares que funcionan como anticongelantes… Toda una serie de adaptaciones que hacen de la silene acaule una especie típica de flora de alta montaña.

Molsa en aragonés equivale a musgo en castellano. Debe ese nombre al aspecto de musgo de sus cojines, un musgo que explota en flores rosas, cuando llega el verano. Es una metáfora que se emplea también en otras lenguas como el inglés o el galés. En rumano se denomina ‘hierba rosa’; en polaco, se compara con el arándano; en alemán, con el clavel; más curioso es el nombre francoprovenzal, ‘pan de marmotas’.

Silene es un nombre de referencias mitológicas; acaule, acaulis ‘sin tallo’, pues las flores nacen directamente de la almohadilla de hojas.

Sobre una cresta granítica a 2.800 m. de altitud en el pico Mall Pintrat, en el Parque Natural Posets-Maladeta, una mata de molsa de flor ha cubierto la roca desnuda y ha permitido el crecimiento de un par de especies, como las pequeñas margaritas de las especie Erigeron uniflorus de la foto.

Mariposa de la especie Aglais urticae polinizando las flores de la molsa de flor, en una tasca o pradera de montaña,  a unos 2.200 m. de altitud.